Dra Fabiana Satto

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Médico Cirujano-Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Terapeuta Floral: BFRP (Practitioners registrado en la Fundación Bach) Medicina Integrativa.Biodecodificadora. Reiki Master Sistema Tradicional Usui. Conferencista de temas de Autoayuda. Coordinadora Regional de Cursos y Talleres de Costelaciones Familiares y Ordenes del Amor. Otras Herramientas en las que me formé y me nutrieron en estos años de estudios:Homeopatía,PNL, Mediación en conflictos, Inteligencia Emocional, Fitoterapia, Gemoterapia, Radiestesia, Cromoterapia, Eneagrama,Ireca, Feng Shui, Merkaba, Numerología, Calendario Maya, Metafísica, Gnosis, Registros Akashicos.

lunes, enero 17, 2011

Somos perfeccionistas??


En unos de los capítulos del libro TUS ZONAS ERRÓNEAS, Wayne W. Dyer, nos habla de El Perfeccionismo:
" ¿Por qué vas a tener que hacer todo bien? ¿Quién te está marcando los tantos? Las famosas líneas de Winston Churchill con respecto al perfeccionismo indican lo inmovilizante que puede llegar a ser la búsqueda constante del éxito.
La máxima "nada vale aparte de la perfección" podría deletrearse como PARÁLISIS.
Uno se puede paralizar con la tontería de "hacerlo lo mejor posible".
Quizá puedes asignarte unas zonas significativas en tu vida en las que realmente quieres hacerlo lo mejor posible. Pero en la gran mayoría de las actividades, tener que hacerlo lo mejor posible, o incluso, tener que hacerlo bien, significa poner un verdadero obstáculo a la mera posibilidad de hacer. No dejes que el perfeccionismo te deje a un lado evitando que tomes parte en actividades que te pueden resultar placenteras. Trata de cambiar "haz lo mejor que puedas", por simplemente "hazlo".
Perfección quiere decir inmovilidad. Si tienes cánones de perfección para ti mismo, nunca tratarás de hacer nada y no harás mucho porque la perfección no es un concepto que se pueda aplicar a los seres humanos. Dios puede ser perfecto, pero tú, como persona, no tienes ninguna necesidad de aplicar esas normas y esos cánones ridículos de perfección a ti mismo y a tu comportamiento.
Si tienes hijos, no cultives su parálisis y su resentimiento insistiéndoles que hagan lo más que puedan. Más bien habla con ellos sobre lo que parece que les gusta más y trata de estimularlos para que se esfuercen más en esos campos. Pero en otras actividades, el hacer es más importante que el triunfar. Enséñales a jugar al balonvolea en vez de quedarse a un lado mirando y diciendo: "Yo no valgo para esto". Estimula los para que practiquen el esquí, o que canten, o dibujen, o bailen o lo que sea, porque quieren hacerlo, y que no eviten algo porque quizá no lo hagan tan bien. A nadie se le debería enseñar a ser competitivo, a tratar siquiera de hacerlo bien. Más bien, trata de enseñarles la lección de la autoestima y el orgullo y el placer en las actividades consideradas importantes por el individuo.
Los niños aprenden fácilmente el mensaje de confundir su propio valor con sus fracasos. Y por ello empiezan a evitar las actividades en las que no logran sobresalir. Y lo que es más peligroso aún, podría ser que desarrollen poco aprecio de sí mismos, búsqueda de aprobación, culpabilidad y todas las zonas erróneas de comportamiento que acompañan al autorrechazo.
Si equiparas lo que tú vales a tus fracasos y tus éxitos, estarás condenado a sentirte indigno sin valores. Piensa en Thomas Edison. Si hubiera usado sus fracasos en cualquiera de las tareas que emprendió como indicativo de su autoestima después de su primer intento fallido, se hubiera abandonado a sí mismo, hubiera anunciado que era un fracasado y renunciado a sus esfuerzos por iluminar el mundo. El fracaso puede ser productivo. Puede servir de incentivo al trabajo y a la exploración. Y puede incluso tildársele de éxito si muestra el camino que lleva a nuevos descubrimientos. Como dijo Kenneth Boulding:
Acabo de revisar algunos dichos de sabiduría popular; uno de los proverbios que estudié es Nada falla tanto como el éxito porque no aprendemos nada de él. Lo único que nos sirve para aprender algo es el fracaso. El éxito sólo confirma nuestras supersticiones.
Piensa en ello. Sin fracasos no podemos aprender nada, y sin embargo hemos aprendido a considerar el éxito como un tesoro y como la única meta posible. Tenemos la tendencia de esquivar todas las experiencias que pueden acabar en fracasos. El miedo al fracaso es parte importante del miedo a lo desconocido. Todo lo que no dé la impresión de que será un éxito inmediato, debe ser evitado. Y el tenerle miedo al fracaso significa temer tanto a lo desconocido como a la desaprobación que te puede acarrear el no hacerlo lo mejor posible."

Desde la Terapia con Flores de Bach, encontramos grandes aliadas, en las esencias florales, para ayudarnos a transformar la necesidad de ser perfectos:
* Al tomar la esencia Rock Water del Dr. Bach, vamos transformando los patrones de perfeccionismo y autoexigencia excesiva, siendo más flexibles con nosotros mismos, y comprendiendo que podemos buscar la excelencia en lo que hacemos pero nunca la perfección, porque ésta nos paraliza. En mi experiencia clínica he visto muchas personalidades Rock Water que ante las presiones internas excesivas, que ellos mismos se generan, muchas veces entran en pánico y hasta pueden desarrollar el Síndrome de Pánico.
* La esencia de Beech favorece en los estados en que la búsqueda de la perfección hace que seamos demasiado críticos con los demás, encontrándole "el pelo al huevo, como dice el dicho popular. Nos volvemos críticos, sarcásticos, cínicos, y no podemos disfrutar los momentos o la compañía de otros porque esta visión tan limitada no nos permite aceptar lo diferente.
Espero los comentarios y los aportes de mis alumnos del Curso de Flores y los de todos en general
Gracias por permitirme compartir con uds. estas joyitas que nos ayudan a crecer...
Dra. Fabiana Satto